domingo, 30 de agosto de 2009

The Man

De entre mucha información, demasiada, increíble, grotesca y bajo la perspectiva funcionalista, absurda. Me encuentro con esa gran visión ahora clara, de que el gran plan sexenal preparado para el 2012 por los priistas (ya sea el comité ejecutivo nacional o sus finitas secciones distritales, o fuera cual fuese la estructura) no sólo es llevar a Peña Nieto a la Presidencia de la Republica, (y se oye muy bonito decir eso “Presidencia de la Republica”, tan institucional, tan orgánica, tan real) y con ello regresar al poder y por ende a un modelo que sea realmente distinto, que se note, que se sienta, por cierto, prometen firmarlo ante notario.

No, no sólo me enteré de ese plan que ya está en marcha y que sin duda muchos percibimos sino es que todos y no nos hagamos todos nosotros como mexicanos sabemos que no hay otra figura política que sea “presidenciable” hoy en día como lo es Enrique Peña, así pues el Estado de México está siendo el laboratorio de lo que pudiese llegar a ser un formato de gobierno nacional; Claro, con sus respectivas diferencias, virtudes y desventajas.

En una discusión muy amena que tuve, hablábamos de la creación de mitos, de la inmortalización de esas figuras ahora históricas, de los hombres transformados en conceptos, en ideologías. Y así llegamos a la figura (muy emblemática) de Juárez, un modelo muy socorrido en México para cuando no nos conviene meter las narices donde no nos llaman, por no decirlo de una manera grosera. Tenemos a Juárez como el gran mito del siglo XIX, pero para que un hombre quedé en la figura de inmortal tiene que tener ese quién haga de su persona un ideal, un semidiós.

¿Quién fue quien hizo a Juárez lo que es hoy en día? Igual que a Abraham Lincoln en los Estados Unidos, tenemos a los priistas, sin embargo fue Porfirio Díaz quien tras luchar por la misma causa y después tras la reelección de Juárez estar en su contra, manejo su gobierno bajo los mismos preceptos que hicieron de Juárez esa figura llena de justicia, institucionalidad y nacionalismo.

Ya para el siglo pasado hablábamos de Lázaro Cárdenas como el otro mito, el grande del siglo XX. Y este personaje valla que fue sobreexpuesto para demostrar la fortaleza priista, quién no se acuerda de aquellos personajes como Fidel Velázquez a quienes la revolución si les hizo justicia y ya para la reconstrucción del país sistemáticamente se reorganiza la estructura partidista (con muchos, muchísimos ideales revolucionarios, retorcidos claro) ya para la segunda mitad del siglo haciendo del PRI indestructible.

Lo que pasa ya a finales del siglo con el gobierno de Ernesto Zedillo (Economista politécnico, por cierto, a lo que “El error es correcto” aprendí recientemente extrañamente de un priista compañero mío) es otra cosa muy compleja.

¿Será Enrique Peña Nieto el próximo mito del siglo XXI? ¿Será él el ave fénix que haga renacer no sólo de las cenizas sino del lodo al PRI? Para los que dudamos y con temor vemos lo que es casi inevitable, rogamos por el surgimiento de una figura antagónica que a la fecha no se tiene (no con claridad) para que por lo menos le otorgue balance y por lo tanto control a la ya de por si enredadísima trama política moderna Mexicana.

No será un indio zapoteca, ah pero como suena con fuerza Atlacomulco, con todo y la trama novelesca que se desarrolla, lenta pero segura.

1 comentario:

Josh dijo...

Muy politico... y muy poetico... creo que en suma muy agradable