miércoles, 16 de junio de 2010

O Night

La ultima tarde, en el ocaso de la vida misma

Me encontraba de nuevo frente a esa imponente imagen, de una sola pieza y que a la más mínima provocación parecía tambalearse con el mismo mundo debajo de ella. Como era de suponerse la sensación de vértigo daba con solo voltear la mirada hacia el cielo y no llegar a ver su fin.

Las violentas fuerzas a su alrededor curvaban el tiempo a placer y retorcían la masa en formas inconcebibles. Abominable sueño, una terrible pesadilla, era como si todo corriese a cámara lenta y ese terrible sonido a la distancia, ese insaciable monstruo devorándolo todo.

En aquel horizonte naranja se veían destellos lejanos, como si las estrellas irradiaran una luz como ninguna otra antes de morir. La misma tierra pareciese ajena a todo ello, tan quieta, tan benevolente.

De nuevo aquel sonido insoportable, la luz, esa luz.

Regreso con la luz, de nuevo a la realidad dejando atrás a los sueños, quizás hubiera sido mejor nunca haber despertado.